sábado, 26 de abril de 2014

La terna y su bendita timidez.


Por José María Martín. 26-4-2014.
CACERES Novillada Goyesca.

Ficha del festejo
PLAZA DE TOROS “ERA DE LOS MARTIRES” DE CACERES

Novillada Goyesca, con motivo de las fiestas de San Jorge 2014. Primer festejo ofrecido por la nueva empresa gestora del coso cacereño “Lances de Futuro”.

Alrededor de media entrada en tarde nublada, con viento.

Novillos de D. Luis Algarra Polera. Correctos de presentación, y de juego desigual. El cuarto fue premiado con la vuelta al ruedo.

José Garrido: Oreja, y Dos Orejas.
Posada de Maravillas: Dos Orejas y Oreja.
Ginés Marín: Dos Orejas y Ovación.

Se presentaba la joven terna pacense en el patio de cuadrillas del coso cacereño, con la vista clavada en el infinito, intentado así evitar la mirada de unos cuantos curiosos que se arremolinaban a su alrededor. Pero fue pisar el albero y la inseguridad se tornó en firmeza, al igual que le ocurría al gran Paco de Lucía, que vencía su timidez en los escenarios cruzando su guitarra entre el público y su corazón, los tres novilleros han utilizados a los utreros que le han tocado en suerte, para mostrar su personalidad, pero eso si, con distintos argumentos, logrando que el público, que ocupaba alrededor de media plaza, ni mucho menos se sintiera defraudado.

Abrió plaza José Garrido, que sin probaturas comenzó a lancear a la verónica, para después rematar de chicuelina y media, todo ello ejecutado muy cerrado en el tercio, pues el viento que sopló, y con fuerza durante toda la tarde, condicionó el desarrollo de los trasteos. Con la muleta y tras brindar al respetable, empezó faena por ayudados por alto, para continuar con la derecha en series de mucha firmeza y ligazón, ante el primer astado de Algarra, que poseía nobleza y ritmo. Con el cambio de mano subió la temperatura de la faena, antes de cerrar con dos pases de pecho sin enmendarse, previo a cobrar una buena estocada. Viendo el rasero con el que el presidente ha concedido el resto de los trofeos durante toda la tarde, la oreja conseguida por Garrido se nos antoja a todas luces insuficiente. Quizás por este hecho, salió Garrido arreando ante el colorado que hizo cuarto, al que lanceó con verónicas llenas de cadencia y temple. Tras el tercio de banderillas dónde destaco “Fini”, comenzó faena de muleta citando “a lo Morante” sentado en una silla, pero lo realmente destacable llegó a continuación, dónde con el toro a más, consiguió trenzar un par de series con cada mano sublimes, sin olvidarnos de un cambió de mano que no desmereció ni mucho menos las series. Antes de cobrar una estocada un poco delantera recibiendo, epilogó faena con personalísimos ayudados por alto, siendo premiada su actuación con el doble trofeo.

Posada de Maravillas, posee ese poso de toreo añejo, esa forma de ganarle y perderle la cara al toro, que parece que estemos ante un matador con varios años de alternativa, en lugar de un novillero. Ante su primero, y tras quitar por delantales que remató de forma personalísima a una mano, trenzó una faena de muleta, dónde los naturales despaciosos y de buen trazo fueron fluyendo de uno en uno, pero a la altura que pedía el toro, que precisamente no era la baja. Finalizó faena igualmente con la zurda, pero esta vez a pies juntos y de frente, antes de cobrar una buena estocada. La efectividad de la misma ayudó a la consecución de las dos orejas.
Ante el sardo quinto, vimos al Posada menos artista pero más enrazado, que continuamente tenía que provocar la embestida del de Algarra, y al que no obstante saco muletazos al natural de estimable mérito. Como con la tizona estuvo igualmente acertado el público cacereño le obsequió con una oreja.



Cerraba terna Ginés Marín, y parecía como si llevara toda una vida en esto, cuando no cuenta ni con los dedos de una mano, sus paseíllos con los del castoreño. En el tercero, sobrero que sustituía al de lidia ordinaria que se inutilizó tras saltar al callejón, Ginés lo recibió lanceando de rodillas sin probaturas con emoción. En el último tercio, el director de la Banda acertó y de que manera, al amenizar el trasteo con el pasodoble “Agüero”, pues la faena de muleta del oliventino, estuvo llena del dominio y valor que atesoraba el gran espada bilbaíno, llegando incluso a ser volteado de fea manera sin consecuencias. Finiquitó faena con ajustadas manoletinas antes de mostrarse acertado y matar de estocada entera, que le valió para cortar los dos apéndices.
Ante el que cerraba festejo, Ginés no consiguió acoplarse a las embestidas del de pelo burraco, que continuamente punteaba los engaños generando enganchones que deslucían los muletazos. Además con los aceros no se mostró acertado y al final de su actuación fue ovacionado.



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