jueves, 29 de marzo de 2012

La huelga de Gila

Tengo la suerte de ser vecino de la UGT de Huelva, por eso esta noche mi hijo no ha podido dormir.
Debajo de la ventana donde lo intentaba se ha vivido una larga noche de botellón, Fallas, risas, arengas y cohetes. Por fin,  a altas horas de la madrugada, se dispersaron los ugetistas, supongo que para formar esos animosos piquetes informativos, ya saben, los que se encargan de "informar" de que había huelga y silicona para quien no respetase su derecho de huelga. El criterio de ese respeto lo marcan ellos, los mismos que pagamos todos nosotros con el dinero de nuestros impuestos, de donde salen partidas para subvencionar a estos altos cargos, liberados, enlaces y mediopensionistas del sindicato.
Anoche entre tragos y arengas, se ocuparon un rato en poner en las puertas de los negocios más cercanos unos ilustrativos e inquietantes carteles que indicaban "cerrado por huelga". Esta mañana apenas nadie se atrevió a abrir las rejas de su tienda, más allá de alguna valiente que no teme ni piquetes, ni pintadas, ni siliconas.
Y entonces, doce de la mañana del día de huelga. se produce la escena de "la huelga de Gila" que les relato y que, aunque parezca mentira, es absolutamente verídica, como diría el bueno de Paco Gandía:

- Si ¿ Es la tienda?
- Si dígame
- Que se ponga
- Diga, diga
 - Que llamamos de la huelga
- Ah, bueno yo he cerrado como me indicastéis
- No, camarada, es que... ¿Sabes? toda la noche preparando la huelga, los piquetes informativos, los gritos, las amenazas, nuestro trabajo duro a favor de la clase obrera, y es que.... ahora tenemos una mijita de hambre
- Yo no tengo hambre,  hoy he desayunado tranquilo, como de domingo. Ya sabéis, no he tenido que madrugar, ni ir a la lonja a por mercancía que no había, ni abrir el negocio (por cierto gracias por el cartelito y no poner silicona, es mucho más práctico). Comprendo bien las insinuaciones, en la otra huelga me cerrasteis y me pusisteis silicona en la cerradura, así que hoy, vacaciones.
- Bueno el caso es que.... queremos unos bocatas para antes de la siesta.
- ¿Y...?
- Que está todo cerrado
- Por que vosotros habéis querido
- Bueno Son daños colaterales
- Y entonces...
- Pues que ya sabes que te merques unas vienas y te vengas para el negocio
- ¡¡Pero si estoy de huelga!!
- Venga, colega, un poco de sentido de clase obrera.
- ¿Y tu mujer no puede hacer los bocadillos?
- Hombre eso es sexista, sería alienante para ellas hacernos los bocatas.
- Ah?! Entonces pos ... bueno
- Nada, tu vienes, nos haces los bocadillos, cualquier cosa, un poco de jamón,  caña de lomo... y luego sigues con tu responsable actitud de huelga.
- Y eso ¿No es deslealtad a la clase obrera?
- No hombre, es como los servicios mínimos, el necesario descanso del guerrero.
- ¿Y si no fuera ?
- Chiquillo no seas tonto que andamos calientes, los sprays de pintura los carga el diablo, los cohetes, la silicona son peligrosas, empezamos y no sabemos parar.
- Bueno pues nada, ¡que remedio! que voy para la tienda. Pero...¿Y si me paran los piquetes informativos?
. Les dices que vas de parte mía, de Juan, el masca de esto, el de las barbas, que me llamen, que es cuestión de urgencia alimentaria y que luego sigues la huelga.
- Bueno pues nada, ¡A mandar!
 Fernando, fue,  acabó de hacer los bocadillos, de paso vendió alguna litrona y...
- Bueno pues son 70
- Nada, ya mañana pasas la cuenta a la tesorería y antes de dos meses cobrarás. Y si no, pues tu colaboración a la lucha de clases, un honor, compañero.

¿Os parece mentira?
Pues es verídico, con las licencias literarias imprescindibles.

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