Le dice a Luis Nieto hoy en el diariodesevilla sobre la tarde que mejor toreó en su vida torera
"En Valladolid, en España. Fue una tarde con ocho toros en la que toreamos Luis Miguel Dominguín, Manolo González, Litri y yo. Cuando terminé parecía que estaba en una nube. Vamos, como si no hubiera toro ni público. Lo más logrado fue con la muleta y la espada. Toreé muy despacio. Mis compañeros me aplaudieron cuando llegaba a las tablas y entonces me di cuenta de lo que había hecho"
Su hijo, Pepe Luis Vazquez Silva, tuvo la misma experiencia en Huelva "iba levitando, perdi la conciencia de mi cuerpo físico y sólo sentía el alma torera, no oía los olés, veía a gentes del callejón como en otra dimensión, cuando mate al toro volvía a la realidad".
¿Será hereditario?
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