domingo, 27 de noviembre de 2011

Juan Pérez Recio, un torero dentro y fuera del ruedo



                                                                                                          Don Verduguillo

El pasado jueves falleció Juan Pérez Recio quien, en su juventud, saboreó las mieles del triunfo como novillero y, posteriormente, como banderillero al lado de numerosos diestros de la tierra a los que acompañó en sus actuaciones. Juan formaba parte de una dinastía taurina onubense, en la que hay que incluir a su hermano Florencio y a su sobrino Antonio, tristemente desaparecido en plena juventud y cuando hacía conciliar esperanzas en su toreo.
Juan Pérez Recio nació y se crió en el Barrio de San Sebastián y, aunque desde muy joven sintió la ilusión taurina, muy pronto tuvo que dedicarse a trabajar y lo hizo en la popular Confitería Jorva, donde coincidiría con Antonio Borrero “Chamaco” al que trató de ayudar en sus comienzos.
Debutó a finales de la década de los cuarenta en uno de aquellos festejos cuyos carteles se formaban con las votaciones que los aficionados hacían a través del diario ODIEL. Aquella tarde le acompañaron el cartel, Antonio Rengel “Barberito”, Antonio Esperón, Antonio Molina Periañez, Francisco Andujar y Joaquín Löpez y lidiaron erales de Gerardo Ortega. Aquella tarde, Juan ganó un estoque y, días después, lograba otro éxito y la muleta que se ponía en litigio entre los actuantes.
En los primeros años de la década de los cincuenta, Juan Pérez Recio va abriéndose camino y actuó en diversas localidades de la provincia además de hacerlo en la capital, ganando adeptos y admiradores. Hizo su debut con picadores el 18 de julio de 1.952, en la plaza onubense, alternando con Rafael Carbonell y Mariano Martín Carriles para estoquear reses de Pareja-Obregón.
Toreó y triunfó en los festejos en los que era anunciados, pero Juan Pérez Recio no veía abierta la puerta para el triunfo glorioso, por lo que, tras actuar una tarde en Zalamea la Real junto a Rafael de Paula allá en el año 1.957 decidió apartarse de la profesión.
Pero la afición era muy grande y Juan no podía vivir alejado de los toros, por lo que, tras un tiempo prudencial, empezó a actuar de banderillero y su buen quehacer tanto con el capote como con la muleta así como su saber estar ante las reses eran las mejores garantías para que tuviera muchos contratos, convirtiéndose en un asiduo en los festejos que se daban en nuestra provincia. Este periplo duró hasta la temporada de 1.981 en la que Juan decidió cortarse la coleta y poner punto y final a una vida dedicada al toro.
Retirado de la profesión, siguió vinculado al planeta taurino. Siguió muy de cerca la carrera de su sobrino Antonio Pérez “El Onubense”, hijo de su hermano Florencio, también torero. La pronta desaparición de Antonio fue un duro golpe para la familia, que siguió vinculada al toro, aunque no con la misma dedicación que en años anteriores.
Juan Pérez Recio gozó de muchas amistades a lo largo de su vida y, en estos últimos años, gustaba de conversar con cuantos amigos y admiradores le recordaban sus éxitos taurinos y su amplia carrera profesional, en la que destacó por su saber hacer y estar delante del toro. Descanse en paz el hombre y el torero.

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