martes, 21 de junio de 2011

Sergio Vegas, torero.

Foto Sergio Aguilar para ABC
Quiso torear un toro en puntas, eligió Partido de Resina (antiguos Pabloromeros) y una plaza de postín como Granada. Había anunciado que recuperaría suertes antiguas y, ante las dificultades del toro, en lugar de poner en riesgo a su caballo, echó pie a tierra y tomo la espada y la muleta, dicen que con valor y adoleciendo de inexperiencia. El toro, con "Fragata" por mal nombre, cuentan que había sido sobrero en Madrid, pesaba 570 kilos de cardena listeza, cornipaso y con un metro de "cuna de matrimonio" entre los astifinos pitones. Resultado, una cornada en los alrededores del corazón grande de torero que tiene el rejoneador, un pulmón roto, dos costillas fracturadas y tres horas de operación.
Oigo críticas, bueno, pero que todos sepan, que tambien se pueden matar los toros con un rifle y hemos elegido el riesgo como forma de entender esta suerte de vida.
Hace tiempo que los derroteros del rejoneo se alejan cada vez más de la tauromaquia clásica. gestas como la de Sergio Vegas nos hacen recordar a Cañero o a Moreno y a mi no me suena mal.
A Sergio, desde aquí, desearle una pronta recuperación. Por cierto, cuando se despertó de la operación preguntó "si los caballos habían llegado bien a la finca".

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