lunes, 3 de diciembre de 2007

Litri 20 años de alternativa

Miguel Baez Spinola “El Litri”, veinte años de alternativa.
El mito de una dinastía.
Se han cumplido veinte años de alternativa el pasado 26 de Septiembre.
El día 12 de Diciembre hará ocho años que se cortó la coleta
.
Con santa paciencia y mirada escolástica Don Alejo Oria nos contaba los mitos en aquellas interminables mañanas del BUP en clase de filosofía. Hablaba de dioses y semidioses, de héroes, hijos de dioses y humanos. Había uno que nos llamaba poderosamente la atención, Aquiles, fuerte, insobornable, culto, poderoso, hijo de una ninfa y un rey, astuto, arrogante y soberbio pero tierno y con ese talón que le hacía vulnerable y, en último término, humano
Este Miguel Baez Spinola descendiente en línea directa de héroes como el Mequi, Manolito Baez o su mismo padre, Miguel Baez Spuny, Litri, ha pasado por esA expedición de argonautas en busca del vellocino, venciendo a míticos toros, serpeantes y ocultos enemigos que no dormían, cantos de sirena y harpías voladoras.
Hay un precioso video dirigido por Fernández Román para TVE, de la época más infantil de nuestro protagonista donde aparece en la plazita de Peñalosa peleándose, no es exageración, con un becerro, que le arrolla, lo arroja, le pisa, le muerde y no puede con Miguel ni con su amor propio que sigue poniéndose hasta que cansa al burel y lo acaba sometiendo Una ilustrativa alegoría de su vida taurina, se pone delante del toro por genética, por admiración al padre, por ambiente, el toro le subyuga, pero le puede, o cree poderle hasta que sale la raza del héroe mítico y se viene arriba y le puede al bravo. Todo esto es mirado por el semidios padre desde un burladero con parsimoniosa majestad que cualquiera que no conozca el carácter de los mitos tacharía de indiferencia, cuentan que ese fue el primer día que se ponía delante del ganado bravo
Antes, su infancia son recuerdos de juegos con Manolo Macias, Manolo Salas, Emilio Silvera, Javi Guerrero, jugando al toro, campeando a sus anchas, una infancia no muy distinta de la de cualquier chaval onubense de la época.
El olimpo de estos dioses era Peñalosa, la finca que Miguel padre compró sin ver y que ha sido durante décadas lugar mítico de peregrinación, verdadero oráculo, para litristas, aficionados y profesionales y donde siempre ha habido una paella para el hambriento y una conversación para el sediento de anécdotas y vivencias taurinas. Recientemente Peñalosa ha dejado de ser propiedad de la familia Litri, no queda pena en el alma de este Miguel, prefiere un Olimpo menos problemas, menos hectáreas y menos distancias para el retiro dorado de su progenitor.
Luego el salto de argonauta, la locura desde aquel primer festival tierras Avileñas, en la conocida como andalucia abulense, Arenas de San Pedro, montado por Paco Camino en Arenas de San Pedro en 1985: participaron tres hijos de figuras del toreo: Julio Aparicio, Litri y Rafi Camino, junto a Antonio Posada y a José Luís Martin y desde entonces y junto a Camino, comienzan un circuito de becerradas hasta que en marzo de 1986 ambos debutan con picadores en Gandia, lugar de nacimiento de su antecesor en la dinastía. Luego novilladas, máxima expectación, revolución, pareja de moda, tópicos y realidades que los llevan a torear por todo el Levante, Valverde del Camino, Ayamonte, Zalamea la Real, Huelva. Sevilla y Madrid en festejos mixto con Curro o Antoñete, plazas llenas y camino de rosas aparente en dos años delante de los novillos hasta la alternativa que este año cumple veinte, en Nimes, el 26 de Septiembre con su inseparable en los carteles Rafi, y los padres de ambos figuras de otras épocas. Y luego… el toro
Torero de alternativa
Esa fue su vida profesional. Jugando al toro, viviendo el toro, luchando por el toro, viviendo del toro y yéndose del toro en plenitud profesional y personal, un doce de Diciembre del 1.999, en La México, con la plaza llena y en figura, cobrando, y es de los pocos sueldos que recuerda, catorce millones de las añoradas pesetas. Los datos abruman, tantos años alrededor del toro, tantas fechas que son tardes de miedos, de triunfos, de fracasos, las primeras mixtas con el Faraón del Camas y Rafi Camino, la locura de las niñas, el primer torero de los anuncios, imagen de marca de ropa de elevado caché, vueltas a España en el coche-cuadrilla, el genial Mangui con “sus cosas”, lo de de Paquirri, lo de Montoliu….

La vida sigue, siempre sigue y más metido en la marabunta de corridas, viajes, cornadas, triunfos. El año 88 es bueno, el 89 malo, no puede, se le viene la carga atrás, torea en Nimes y aquello no funciona la crítica se ceba, el círculo más cercano se asusta y por fin se descubre la causa, la hepatitis lo debilita. Sobre el nivel de exigencia del público francés y la comisión que rige el coliseo romano de los emperadores Miguel recuerda que después de ir dos tardes y no triunfar, entre otras cosas por culpa de la hepatitis, no volvió a torear allí hasta muy al final de su carrera, pese a haber tomado en Nimes su alternativa donde salio a hombros por la puerta de los emperadores.
Ni el 90 ni el 91 son buenos, este último año debuta en Madrid donde toreará 17 tardes a lo largo de su carrera. Después de un año malo, al siguiente una vaca de Cuadri en Comeuñas lo coge de mala manera y lo quita de la Beneficencia y otro año para olvidar. Si la medida del héroe se conoce en la adversidad, hay que advertir que en estos años calificados de no buenos torea siempre por encima de las sesenta corridas y se mantiene indefectiblemente entre los cinco primeros del escalafón, ya quisieran para si muchas figuras del toreo estos datos para los años buenos.
Se sumerge entonces en un viaje iniciático que lo lleva al otro lado de la marisma, Sanlucar de Barrameda lo acoge, “ se me hizo necesario yo toreaba por instinto y carecía de los principios básicos del toreo, con el novillo podía por casta, por experiencia pero con el toro las dificultades eran mayores, me pegaban mucho, no les podía, me hacía falta seguridad, aquel grupo de Sanlucar que tantos han seguido después marco un hito”, en efecto se puede entender como una revolución, un torero necesita estar concentrado, pensar en torero, sentirse torero, 24 horas al día. Es un centro de alto rendimiento el que manejaba Diego Robles en aquellos 90, por allí andaban Padilla, Ferrera…, luego se puso de moda y muchos toreros han seguido el camino del sur.
Su sentido de la responsabilidad es fuerte, no es un torero que pueda vegetar, se gana los contratos en la plaza, llevando gente, apretando los machos a sus rivales, no puede arrastrar el nombre de una dinastía secular por los ruedos y a fe que no lo hace, se sobrepone y se viene arriba, más arriba todavía y las siguientes temporadas son clamorosas 114 festejos en el 94 y 135 corridas en 95, plazas de la máxima responsabilidad, las mejores faenas de su singladura, siempre ternas de lo más exigentes, Huelva en Colombinas es un hito, pero le pasa con muchas plazas del levante donde es un verdadero ídolo, 25 tardes toreó en el coso de la calle Xativa, las mismas que en la Monumental Barcelonesa, 13 en Alicante,10 en Murcia, 15 en Malaga, Logroño con 12 tardes o Zaragoza con 17 y Bilbao con 12 y donde firma una faena de hondo recuerdo para el público vizcaíno a un bravo Torrestrella al que corta las dos orejas en Vist alegre.
Fechas que son tardes, tardes de gloria a lo largo de su trayectoria y plazas que son bastiones de un litrismo distinto al de los sesenta pero de la misma madre, del mismo empuje y de la misma fuerza en taquilla. Granada ante un toro de Ana Romero o Guadalajara le disfrutan en sus mejores momentos junto a Ecija o Huelva donde logra poner de rodillas a Ponce en La Merced, cifras, fechas, recuentos que difícilmente dan cumplida cuenta de la verdadera dimensión de figura de los noventa que fue este Litri.
Madrid donde torea 17 tardes en su trayectoria y sólo la actitud de un asustado y trasnochado purista que ocupaba el palco presidencial le impiden salir por la puerta grande, parecido trance le ocurrió en Sevilla donde llego a torear 27 tardes y cortó tres orejas
Ponce lo saco a hombros de la Merced
Para dar con el calibre de la verdadera posición del Litri en los toros quizá sirva más la anécdota que todos los aficionados onubenses recordamos de aquella tarde emotiva en La Merced, última por ahora de un Litri en la vieja Onuba, al final de la cual Enrique Ponce lo sacó a hombros por la puerta grande y lo llevó hasta su casa de la Calle Rico, Enrique más que un amigo, otro héroe en cuya alternativa estuvo presente como testigo y con el que coincidió tantas tardes en los carteles de la década pasada, ni más ni menos que 145, o las 79 con Espartaco, las 284 con el Ubrique o las 100 con José Miguel Arroyo, me sigue costando llamarlo Joselito. Todos mandones del toreo en aquellos años.
Y tardes de responsabilidad como aquella de Sevilla con los Sanchez Ibargüen, abriendo cartel, responsabilidad máxima de figura, caída de cartel de la terna anunciada y allí que se queda con unos jóvenes que venían con fuerza, Liria y el Tato, ganadería de peso, plaza de prestigio a las puertas de casa, momento crucial y miedo, responsabilidad, todo pesa más pero ahí ante el toro y en la plaza se ve al torero, se demuestra la raza y este Litri lo demostró con una oreja de peso, que debieron ser más, pero una oreja para aficionado, para el litrismo herdedado y sobre todo para uno mismo para la historia propia de cada torero en las noches que no dormía, de viajes incómodos en la furgoneta buscando otros dos toros cada tarde.
La decisión última de cortarse la coleta al final de esa temporada del 99, la última vuelta a España, nostalgia cada tarde en plazas donde tenía amigos de tres décadas a los que veía un día y de año en año, y otra vez el peso, la responsabilidad, el vacío delante, esa fue la vida del torero la vida del hombre que siendo un niño opto por una camino que sabía que no era fácil.
Hoy ofrecemos los números, la estadística, la verdad sin cocinas ni aditivos de un torero que llevó el nombre de Huelva a todo el mundo simplemente toreando, con honradez, responsabilidad y una constancia que sólo la óptica de los datos estadísticos y la distancia temporal pueden poner en su verdadero sitio.
Mañana concluiremos este breve pero sentido homenaje al último mito de la torería onubense con una entrevista en exclusiva para el periódico Odiel que Miguel Báez Spinola nos concedió en su finca extremeña de “los Guateles”

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