lunes, 3 de diciembre de 2007

Entrevista con Miguel Baez Spinola











Cuentan que andaba en el patio de cuadrillas de la Maestranza de Caballería de Sevilla nuestro protagonista, que aquel día hacía el paseíllo con el inefable Curro, cuando pasa por delante el apoderado del onubense y el maestro de Camas pregunta al Litri “no hablas con tu apoderado antes de las corridas” Miguel responde que no y Curro dice “pues tienes que hablar, preguntarle cuanto ganas hoy, cuanto has ganado esta temporada, para salir a pasar miedo por algo”.
La anécdota nos da muestras del carácter de ambos, pero más allá y por eso es traída, nos muestra dos formas de entender el toro, nos muestra dos Españas, dos culturas. La España de los sesenta y la España de los noventa, del 1500 como cochecuadrilla al monovolumen, del “o guardarás luto por mi” al “trajes de Emidio Tucci”. De los toreros por necesidad a los toreros por vocación.
Miguel Báez Spinola fue un revolucionario tranquilo, no empezó en esto por necesidad económica, fue el primero, salvando a de Pepe Luís, de los hijos de toreros de dinastía que lograron ser figuras de esto teniendo previamente la vida resuelta, después de haber pasado por colegios de pago, clases de Inglés y viajes al extranjero. También fue el primero que hizo incursiones en el mundo de la imagen publicitaria de marcas prestigiosas que buscaban en el torero joven, educado, de buena planta al prototipo para los jóvenes españoles de los noventa. Su última revolución fueron lo métodos y formas de preparación que inició en Sanlucar de Barrameda de manos de Diego Robles y que muchos han acabado copiando, se trataba de estar concentrado de verdad, vivir, pensar, prepararse en torero las 24 horas del día..

Miguel, con una elegancia sencilla que abruma en el vestir, nos recibe en su finca extremeña de Los Guateles, cordial, atento. Excelente anfitrión, la casa donde nos acoge fiel imagen del maestro, amplios espacios, colores alegres sin estridencias, comodidad con ese alma que da haber elegido cada detalle con minuciosidad de sibarita, una casa y una finca para vivirla, y eso hace Miguel aunque compartiéndola con Madrid, Sevilla y viajes continuos al otro lado del charco. Juguetean por allí los pequeños Olimpia y Miguel. El café es amable, la conversación surge franca, la disposición del último Litri es magnífica, la mañana de este extraño otoño de cambios climáticos discurre plácida, charlamos mientras conocemos la finca que Miguel muestra con el orgullo preciso, sin alharacas innecesarias pero sin falsas modestias, aprovecha para observar detalles que quiere mejorar, perfeccionista hasta el detalle, más que correcto en el trato, la auténtica imagen del perfecto terrateniente del siglo XXI.

20 años de alternativa
Miguel, veinte años de la tarde de Nimes Ojú, que rápido pasa el tiempo, parece que han pasado meses y hace ya veinte años. Es un recuerdo grabado a fuego, pero aquellos fueron días de de mucha tensión, me hacía matador de toros, me acordaba de mi tío Manolo, de mi padre que toreaba también y que no estaba toreando habitualmente, la prensa, tan lejos de casa, era una locura, por otro lado Rafi y el maestro Camino, se juntaban muchas cosas, es mejor el recuerdo de lo que fue el momento.
Y luego, luego torear, no había hecho otra cosa en serio desde que tenía once años y nos hice nada hasta que me fui el 12 de Diciembre del 99, doce años después.
Como fue la retirada. Meditada, sencilla pero creo que necesaria, me fui por que quise, nadie me echó, al principio me sentía un poco desubicado, pero ahora ni me planteo volver.
Los toreros vuelven por dinero. Yo no se de otros, yo mato el gusanillo toreando en el campo, los festivales, no echo de menos nada. Si volviese sí sería por dinero
No estuviste presente en el centenario de la Merced. Era demasiado pronto después de la retirada, la empresa puso interés y cariño pero yo estaba un poco atorado, si fuese ahora quizá mi decisión fuese otra.

Figura del torero
¿Lo has pasado mal en el toro?. Seguro pero no sólo por miedo al toro, a la responsabilidad, a mi propio nivel de exigencia, recuerdo la tarde de los Sánchez Igargüen de Sevilla se cayo del cartel Joselito, yo abría cartel con el Tato y Pepín Liria, pesaba el traje de luces, luego todo salio bien, corte una oreja de peso pero los preliminares fueron difíciles. La muerte que la vimos casi de refilón con Paquirri y nos la encontramos de frente luego con Montonliu, cada uno de la cuadrilla masticaba sus ceñimientos en su rincón, vimos que los toros matan y te pueden quitar de esto pero…
Pero compensaban las tardes de triunfo. Compensa uno mismo, las ganas de mejorar que siempre tuve, de torear cada vez mejor, de que me sirvieran más toros. Luego una tarde te salía un toro con el que te entendías y la gente percibía una mínima parte de los que yo había penado de lo que había trabajado, pero la mayor satisfacción era la íntima.
Sí Miguel, pero siempre contaste con el favor del público. Si, siempre me sentí muy querido muy apoyado, pero eso será más una consecuencia que un fin.
Siempre estuviste encartelado con los mejores de cada época. Si toree mucho al principio con Espartaco o Paco (Ojeda) en los 88 y 89 luego con Joselito, con Jesulín y con Ponce en la última época, todos los mandones del torero.
Sanlucar de Barrameda. Me fue necesario, yo toreaba casi por instinto, me hizo falta un reciclaje, una formación avanzada, con el novillo lo veía fácil pero con el toro lo pase mal me pegaban mucho y el grupo de Sanlucar fue mi universidad
Tu también fuiste figura y mandaste, No yo no he sido figura del torero, yo he sido figura de mi época, no he mandado, entonces mandaba mucho Ojeda, Joselito, luego Jesulín o Ponce, yo siempre tuve a uno o dos por delante
Enrique Ponce, el torero y el amigo. Lo conocí cuando fui testigo de su alternativa que le dio Joselito, se le veían las condiciones y maneras que luego le han llevado a ser la figura del calibre que lo es, quizá cuando se vaya se de cuenta mucha gente del peso y la dimensión de torero de Enrique. Luego la relación fue a más, toreamos mucho juntos y eso une, tenemos una gran amistad
Eres hombre de amistades fieles. Si no doy grandes bandazos, mis amigos son los mismos, los de la infancia en Huelva, los que he hecho en el toro.
La casa de Miguel se ha convertido en un lugar de peregrinación para figuras del toreo tanto actuales como de épocas pasadas el Tato, Enrique, Paco Ojeda, Oscar Higares, Emilio Silvera, son habituales de su reputada fama de buen anfitrión, actúa como verdadero oráculo de la profesión y es difícil oír por los callejones de España otra cosa que no sean alabanzas y respetos por este último Litri.

Su gente
De toda aquella generación de amigos que jugabais al toro en la Plaza de las Monjas, sólo Emilio Silvera y tu continuasteis hasta las última consecuencias queriendo ser torero, háblanos de Emilio.
Un pedazo de torero, el se sabe torero y sabe cual es su sitio en el torero, pero esto es muy difícil, tiene que salir el toro que te sirva en la plaza que te puede dar el vuelo necesario. El me enseñó a torear. Si hubiera nacido en otro lado a lo mejor hubiera cambiado su suerte, cada vez que le han dado oportunidad ha cumplido como un torero cabal, se trata de una de las tantas injusticias del toreo
Que significa Miguel Baez Spuny. Mi padre y un espejo donde mirarme en lo profesional y en lo personal, ha sido una figura del toreo y un mandón en años donde había muchas figuras. La losa de su nombre me pesó en momentos de mi carrera hasta que conseguí sacar mi auténtico yo. Me ha abierto puertas y me ha servido de maestro en la vida y en el toro.
Tardes para el recuerdo. Uf, muchas mi presentación en Higuera, la tarde de mi despedida de Huelva, el rabo a un toro de Manolo González en un mano a mano con Manzanares de Huelva, un toro en Granada, Écija….. pero las figuras, como me dijo Chopera son las que dan la cara en los sitios importantes ante los toros importantes, Me he sentido torero en las Ventas o en Sevilla o en Bilbao en tardes de responsabilidad en que he cumplido, pero desgraciadamente el toro y la tarde redonda no te sale en las Ventas. Ese toro y esa tarde de mucho peso quizá fue en Jerez en un mano a mano con Cesar Rincón.
A toro pasado, que cambiarías de tu vida profesional Es difícil pero creo que debería haber toreado menos, yo me quemé de torear tanto, haber disfrutado más ante los toros que me gustaban y me daban posibilidades de sentirme a gusto. La alternativa me gustaría haberla toma más al sur, en una plaza con más sabor para mi familia y para mi mismo.
Este es Miguel Báez Litri, una figura del toreo aunque no quiera, sencillo y directo, hombre de fuertes convicciones y lealtades infinitas y reciprocas, un maestro que empezó a vivir demasiado tarde y ahora disfruta de un dorado retiro donde juega a sus pies una criatura rubia y de piel casi traslucida en la que algún Dios quizá se este fijando para que sea el Litri que Huelva necesita.

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Haciendo hilo

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